11 de agosto de 2012

Welcome to the NHK (2006)


Japón es una máquina cultural desde finales del siglo veinte, pero está orientada casi completamente hacia el mercado interno. Tanta saturación ha llevado a algunos subgrupos aislarse de la realidad, a vivir ensimismados y encerrados en universos imaginarios. Es una enfermedad social que afecta especialmente a la juventud.

Welcome to the NHK explora el mundo de los hikikomori y las subculturas relacionadas. Trata sobre Satou, un chico que ha vivido encerrado durante cuatro años, y su recuperación a través de Misaki, la chica que quiere ayudarlo, y algunos viejos amigos que le devuelven el contacto con el mundo real. La serie va introduciendo tópicos del anime que se desmoronan en cuanto se topan con la realidad. Cuando te esperas una confesión de amor edulcorada, te encuentras con un grito de necesidad cruel y sincero. Cuando ya no esperas romanticismos, aparece una declaración de intenciones poéticamente perfecta. Sorprendente, aunque a ratos un poco lenta.


Sobre el apartado técnico, es decente, aunque no excepcional. También hay que decir que una serie sin pelos de colores, mechas ni colegialas, que tiene una historia y unos personajes fuertes, no necesita un gran desarrollo gráfico. La música en su punto. Dato curioso: Pururin, objeto de la paranoia del protagonista, es un Mahō shōjo que se emite al amanecer, demasiado pronto para el público infantil al que debería estar dirigida, pero a una hora en la que los hikikimori suelen estar despiertos. Welcome to the NHK se emitía a esa misma hora.

El desarrollo de los personajes es lo más interesante. Aunque al principio todos parecen topicazos anime, poco a poco van descubriendo su autenticidad, las mentiras, la manipulación y otros defectos tan naturales como la piel. Especial mención para Misaki, que al principio parece una dandere de libro y luego uno acaba paranoico sin saber si está fingiendo, y preguntándose si en los capítulos anteriores también mentía.

Portada de la novela original
No hay más redención que el paso del tiempo. Ni siquiera van a mejor; la historia de cada uno va dando tumbos mientras se enfrentan al mundo real, a la soledad, a las obsesiones, incluso al hambre. A pesar de ser casos fronterizos, se enfrentan a los mismos problemas que todo el mundo, se equivocan, mienten, se arrepienten, pelean y terminan construyendo una vida normal. A pesar de sus traumas y particularidades, son indeseables y soñadores, como todo el mundo.

Al principio tenía mis dudas sobre los motivos de Misaki. Pensaba que actuaba por lástima, o alguna otra excusa chusquera y trivial. Pero no. Tiene sus motivos puros, honestos y egoístas. Como en la vida real, para que una persona se acerque a sacarte del pozo de mierda tiene que ser, por lo menos, tan miserable como tú.

Una joya.

No hay comentarios:

Publicar un comentario